Protocolos de intervención sanitaria


( Documentación extraída del curso de Primeros Auxilios y Evacuación de Víctimas, impartido por Cruz Roja Española. Rivas-Vaciamadrid Nov-Dic 2000 )


Actuaciones sanitarias en situaciones de múltiples víctimas

  1. Introducción

  2. Patología de las víctimas

  3. Actuaciones y medidas a adoptar por el socorrista

    1. Un politraumatizado

    2. Un poliherido

    3. Aplastamiento/compresión de los miembros

    4. Una víctima sepultada o enterrada

    5. Un ahogado

    6. Una víctima con contaminación bacteriológica

    7. Un quemado

    8. Una víctima de una explosión

    9. Una víctima que presenta hipotermia

    10. Una víctima desnutrida/deshidratada

    11. Una víctima contaminada por radiaciones ionizantes

    12. Una víctima con contaminación química

    13. Una víctima con trastorno psicológico

  1. INTRODUCCION

    En situaciones de desastre o catástrofe, los socorristas tendrán que poner en práctica las técnicas que han aprendido en su formación inicial, adaptándolas a los medios disponibles y al número de víctimas.

    Existe una patología de las víctimas que se origina tras una catástrofe que es necesario conocer, así como las conductas específicas a adoptar en cada caso.

  2. PATOLOGIA DE LAS VICTIMAS

    Bajo este término, se entienden los daños corporales ocasionados a las personas. En las situaciones catastróficas las lesiones que aparecen son muy numerosas y muy variadas, o veces, asociadas. Algunas son muy aparentes y otras están ocultas y se manifiestan con más o menos retraso. En función de la causa de la situación de excepción se producen con preferencia determinadas lesiones.

    Estadísticamente, los traumatismos y las quemaduras son las afecciones corporales que se encuentran con mayor frecuencia; estas afecciones son la consecuencia de caídas, proyecciones o aplastamientos. Afectan a la piel, con contusiones, hematomas y heridas más o menos profundas, más o menos contusas. La lesión puede alcanzar a los huesos y a las articulaciones, especialmente a nivel de los miembros, produciendo la aparición de esguinces, luxaciones o fracturas. Su gravedad va unida a la coexistencia de una herida (fractura abierta), y a las posibles complicaciones por daños en las arterias, venas y nervios. Las secciones de miembros, parciales o totales (amputación traumática) con aplastamiento, son los daños más graves estando presente el riesgo de las secuelas funcionales.

    Durante los enterramientos o aplastamientos prolongados, los que sufren son los músculos, dando lugar a la aparición del síndrome de aplastamiento, con un desorden circulatorio muy importante al retirar las cargas (retirada de la compresión).

    Las lesiones son potencialmente graves cuando se sitúan en la cabeza (traumatismo cráneocerebral con coma), en la cara (en particular el traumatismo ocular), en el tórax o en la columna vertebral (riesgo de parálisis de las miembros).

    En el abdomen, los daños van a afectar a los órganos llenos (explosión del hígado, del bazo con hemorragia interna) y a los órganos Huecos (peritonitis por perforación del tubo digestivo).

    Las quemaduras son lesiones resultantes de la agresión por el calor, productos cáusticos y radiaciones. Aparte de la piel, pueden alcanzar la conjuntiva y la mucosa de las vías aéreas, comprendidos los alveolos pulmonares. Su gravedad va ligada a su extensión y a su profundidad.

    El "blast" es la afección pulmonar eventualmente secundaria de una explosión y de su onda expansiva.

    Las agresiones químicas son responsables de intoxicaciones respiratorias en la mayor parte de los rasos. La inhalación de gases, vapores, aerosoles, con frecuencia calientes, en principio, va a provocar una irritación de las vías aéreas y luego, con frecuencia y con un cierto retraso, afecciones pulmonares más o menos reversibles; por último, trastornos generales más o menos intensos y eventualmente mas graves.

    La ingestión y la penetración digestiva son mucho más raras; por el contrario, el contacto cutáneo con ciertas sustancias puede desencadenar irritaciones locales y manifestaciones generales.

    Las manifestaciones de contaminación y de irradiación por fuentes radiactivas aparecen varios días después del accidente, a nivel digestivo, nervioso y sanguíneo.

    Algunas personas heridas presentarán reacciones de estréss pero también, con frecuencia aparecer, en las indemnes: estupor, conmoción, inhibición, o pánico; sin olvidar las poblaciones sometidas a medidas de confinamiento.

    También se pueden producir trastornos cardiacos y coronarios, fenómenos infecciosos que sucedan a la presencia de agentes contaminantes en el aire, el agua, la alimentación y, por último, fenómenos de congelación, de desnutrición y de deshidratación, en caso de prolongación de la crisis y de retraso en los auxilios.

    En la práctica, si bien muchas lesiones traumáticas son similares a las de las situaciones habituales y, por tanto, fáciles de controlar tanto sobre el terreno como en la fase hospitalaria, otras patologías, tales como las víctimas por onda expansiva, los intoxicados o los irradiados, reclaman de entrada unos medios de socorro y cuidados más específicos.

    Por último, no hay que olvidar la interferencia, siempre posible, da cualquier patología médica (cólico nefrítico, etc.), quirúrgica (crisis de apendicitis, etc.), obstetrica (parto, etc.) durante una situación de desastre.

    En todos los casos, uno de los problemas esenciales para los presentes sobre el terreno, será establecer las categorías de las víctimas en función de la gravedad de su patología la para elegir los cuidados y las modalidades de evacuación más adecuadas

    También deberán cuidar permanentemente de su propia seguridad (higiene, riesgos de contaminación).

  3. ACTITUD Y MEDIDAS A ADOPTAR POR EL SOCORRISTA

    1. Un politraumatizado

      Un politraumatizado es un herido grave que presenta varias (al menos dos) afecciones, de las que al menos una, corre el riesgo de provocar un fallo vital rápido.

      Como norma general, todo herido (y por tanto un politraumatizado) debe ser tumbado; de esta manera evitaremos que se desplome sobre el suelo y se lesione si pierde el conocimiento.

      El socorrista, tras llevar a cabo la valoración de las funciones vitales, y la exploración secundaria de la víctima, deberá adoptar las medidas siguientes que sean necesarias:

      • Compresión manual local seguida, cuando sea posible, de un venda le compresivo eficaz, e incluso, un punto de compresión a distancia, frente a cualquier hemorragia externa importante.

      • Ventilación artificial en caso de parada respiratoria o de frecuencia ventilatoria inferior a 6 por minuto.

      • Colocación en posición lateral de seguridad de todo sujeto comatoso, respetando en posición rectilínea el eje cabeza-cuello-tronco.

      • Inmovilización, can los medios de que se disponga, de toda fractura sospechada, comprendidas las que se encuentren a nivel de la columna vertebral, con ayuda de un colchón de vacío (que no se suelen encontrar en estas situaciones) lo más frecuente será una inmovilización sobre un plano duro, en su defecto, en posición estirada sobre el suelo que respete el eje rectilíneo cabeza-cuello-tronco.

      • Protección térmica, preferentemente, envolviendo al herido con una manta aislante aluminizada (tipo "Orión" o "Sirius" ).

      • Vigilancia de las funciones vitales de este herido grave hasta su llegada al PMA (Puesto médico avanzado).

      Tendrá que saber llamar la atención de las estructuras médicas sobre su caso, siendo deseable, según los medios médicos disponibles, que se hagan cargo de la víctima lo más rápidamente posible. No obstante, se debe poner atención en no demorar la posibilidad de llegar rápidamente a la zona de clasificación (PMA) si los equipos médicos avanzados son inexistentes o, inicialmente, en muy pequeña cantidad.

      En este último caso y según las consignas dadas a los socorristas por los médicos responsables, los politraumatizados serán considerados como prioritarios para ser enviados lo antes posible al PMA más próximo.

    2. Un poliherido

      Es un herido que presenta al meros dos afecciones, pero que no ponen su vida en un peligro inmediato (ejemplo fracturas de antebrazo o de muñeca comprendidas las abiertas sin o con poca hemorragia, fracturas de pierna, heridas poco hermorrágicas, quemaduras poco extensas).

      Para el socorrista, la ayuda moral, asociada a la inmovilización de las heridas sospechadas y a la envoltura de las heridas, serán los únicos actos previos a la evacuación.

      El transporte hacia el PMA más próximo se hará idealmente en posición tumbada (adaptándola a la sintomatología que se presente), por medio de una camilla y en su defecto, con el método de la silla si se trata de un afectado de los miembros inferiores, o ayudándole en su marcha, si está afectado un miembro superior. (ver módulo Vl).

      Para un politraumatizado:

      • suplir las funciones vitales que fallen

      • medicalización precoz


      Para un poliherido:

      • inmovilizar las fracturas

      • cubrir las heridas

      • transporte improvisado

    3. Aplastamiento/compresión de los miembros

      Toda víctima que tenga todo o parte de su cuerpo comprimido durante un periodo de tiempo prolongado por los escombros o una carga cualquiera, es un herido grave que puede presentar al ser liberado (al retirar la carga), varios episodios sucesivos que pongan su vida en peligra. Además, mientras está prisionero bajo la carga, sufre física y psíquicamente.

      Además del ánimo moral dado al herido, se debe informar rápidamente el PCO (Puesto de coordinación operativa) para que envíe un equipo dotado del material adecuado y un equipo médico.

      Al retirar la carga, los vasos (del o de los miembros afectados) ampliamente dilatados en la parte situada por debajo de la compresión, pueden tragare casi todo el contenido de sangre del organismo, provocando un paro circulatorio por vacío de la bomba cardiaca; nos podemos encontrar ante una emergencia circulatoria severa.

      Por ello, antes de liberar a un aplastado comprimido es indispensable solicitar la ayuda de un equipo médico. En su defecto,se debe colocar un torniquete en la raíz de los miembros afectados (figura 7.1.); sólo un médico podrá retirar este torniquete.

      El herido liberado será puesto en posición horizontal y será estrechamente vigilado.

      Se procederá a inmovilizar a la víctima en su conjunto, sin olvidar que puede presentar otros lesiones que también habrá que tratar ( heridas, hemorragias, fracturas, etc.). La zona afectada debe mantenerse fría (expuesta al aire, bolsa fría, etc).

      El segundo riesgo que sucede inmediatamente al primero, resulta de la fuerte toxicidad de la sangre procedente de la parte comprimida del miembro. Al retirar la carga, esta sangre tóxica se extiende por todo el organismo.

      El miembro que ha estado comprimido queda hinchado, duro y más o menos doloroso.

      La presencia médica es indispensable
      en el caso de aplastamiento
      o compresión de miembro

    4. Una víctima sepultada o enterrada

      Es habitual encontrarse con diversos tipos de víctimas en los derrumbamientos, que se pueden englobar en tres grandes grupos de situaciones:

      • personas atrapadas en un espacio de dimensiones reducidas, pero que no presentan lesiones traumáticas, o éstas son mínimas.

      • personas que se encuentran atrapadas a nivel de los miembros; o menudo, son víctimas visibles y parcialmente accesibles, con lesiones tisulares importantes que suelen desarrollar un Síndrome de aplastamiento.

      • personas que presentan compresiones importantes a nivel torácico y/o craneal, que suelen fallecer instantáneamente.

      A este respecto, hay que señalar que en una catástrofe en la que se suspende la existencia de víctimas tras un derrumbamiento, las tareas de rescate deben persistir, por lo menos durante 4-5 días, aunque los probabilidades de éxito sean mínimas, ya que pueden encontrarse víctimas del grupo A

      Se puede tratar de un enterramiento bajo cascotes, escombros, nieve o cualquier otro producto mueble o pulverulento.

      El trastorno ventilatorio es la primera preocupación d el socorrista. Está en función del tiempo de enterramiento, de la existencia o no de una bolsa de aire alrededor de los orificios ventilatorios y de la compresión o no de la caja torácica.

      Las consecuencias sistémicas se presentan por la compresión ejercida sobre las diferentes partes del cuerpo, especialmente el abdomen, y sobre todo, en los miembros, con los riesgos mencionados en el apartado dedicado a los aplastados / comprimidos.

      La conducta de urgencia consiste en liberar prioritariamente las vías aéreas, administrando oxigeno tan pronto como sea posible. En su caso, se deben emplear las técnicas de liberación de las vías aéreas a nuestro alcance: desobstrucción de los orificios nasales; de la boca, siendo lo ideal, un aspirador de mucosidades.

      La petición de envío sobre el terreno de un equipo médico es un paso tan importante como los gestos de socorro efectuados, en la medida en que, con frecuencia, la intubación traqueal realizada por un médico entrenado es la que puede asegurar la verdadera libertad de las vías aéreas y dará al herido una oportunidad real de supervivencia a través de ventilación artificial asistida.

      Enterramiento = trastorno respiratorio:
      liberación de las vías aéreas.
      presencia médica.

    5. Un ahogado

      Un ahogado en una situación de catástrofe no presenta especificidad en cuanto a la conducta a seguir. No obstante, conviene que recordemos que la hipotermia (en el agua, el organismo se enfría 20 veces más rápido que en el aire) puede engañar al socorrista por un aspecto de muerte aparente del ahogado.

      También hay que tener en cuenta que en las grandes inundaciones de agua y barro, la capa de barro seco que cubre los cuerpos sumergidos, asociada a una impotencia por la fatiga o por el aprisionamiento entre ramajes y escombros, puede hacer creer que una persona agotada y más o menos herida es un cadáver.

      Prestaremos una atención especial a la protección térmica desnudándola, secándola y envolviéndola en una manta aislante aluminizada. Dependiendo de las posibilidades, y en caso necesario, se pondrá en práctica las maniobras de RCP básica y/o instrumental necesarias.

      Para un ahogado:

      • liberación de las vías aéreas.

      • protección térmica.

    6. Una víctima con contaminación bacteriológica

      Existe la posibilidad de que una catástrofe sanitaria sea causada por la acción de bacterias, virus o por las toxinas que producen. Puesto que la transmisión se puede efectuar por vía aérea, cutánea o digestiva (hombres, agua, animales, medio aéreo), las primeras medidas a adoptar a nivel de los socorristas serán entonces las reglas elementales de higiene individual y colectiva.

      El cuadro médico preconizará las medidas a tomar (campañas de vacunaciones, tratamientos específicos, aislamiento, reglas de higiene particulares).

      Para un contaminado biológico
      reglas de higiene elementales.

    7. Un quemado

      En situaciones de catástrofe, nos podemos encontrar ante un gran número de quemados por quemaduras térmicas, químicas o por radiaciones.

      Con frecuencia, en un primer momento, será ilusorio querer tapar sobre el mismo terreno a todos los quemados; los quemados graves serán enviados, si es posible sobre una sábana limpia con una protección térmica, hacia el PMA. Los quemados poco graves (por ejemplo, en las manos), podrán dirigirse a pie hasta el PMA.

      Las quemaduras graves de la cara deben recordarnos las quemaduras de las vías respiratorias que con frecuencia se asocian a ellas. Estos quemadas, con trastorno ventilatorio asociado, deberán ser transportados, si es posible, semi-sentados y, si se dispone de él, con aportación de oxigeno (10 litros/minuto). Hay que pensar en la posibilidad de intoxicación por humo en los casos en que exista fuego (incendios), especialmente, por monóxido de carbono.

      En lo que concierne a los quemados por productos químicos, los médicos que dirigen a los socorristas podrán dar una consigna de baño previo, si las circunstancias ambientales lo permiten (contaminación, temperatura, riesgo) en una extensión de agua próxima: mar, lago, río, piscina. El socorrista nunca tomará esta decisión por si mismo.

      Para los quemados por radiaciones, ver el apartado 12

      Para un quemado:

      • sustraer la causa sin caer en ella uno mismo

      • conducir hacia el PMA

      • pensar en las quemaduras de las vías aéreas para cualquier quemado en la cara

    8. Una víctima de una explosión

      La onda de una explosión provoca un conjunto de lesiones, aparentemente poco alarmantes en principio y que, sin embargo, pueden presentar riesgos vitales para todos los sujetos presentes en un perímetro de unas decenas e incluso centenas de metros, según la fuerza de la explosión.

      El oído es el órgano más sensible al efecto de la onda explosiva, produciéndose en muchos casos la rotura del tímpano (lesión primaria); sus síntomas son dolor de oídos, sordera y sensación de mareo. Esta lesión suele pasar desapercibida porque suele presentarse junto a lesiones que requieren un tratamiento inmediato; por ello es necesario tenerla en cuenta.

      Las lesiones pulmonares (neumotórax, hemotórax, etc.) causan una tasa de mortalidad elevada; a nivel digestivo, el colon es la porción intestinal que se desgarra con mayor frecuencia.

      Además de éstos, pueden producirse lesiones debidas al desplazamiento o proyección de objetos sobre la víctima que son movilizados por la explosión (lesiones secundarias), o también lesiones producidas como resultado del desplazamiento del cuerpo de la víctima a causa de la onda expansiva, con el consiguiente impago traumático con los objetos próximos (lesiones terciarias).

      Estos heridos precisan de una medicalización precoz.

      El efecto destructor de la onda expansiva va a depender de varios factores:

      • Intensidad y duración de la sobrepresión

      • Ecos: recinto cerrado (habitación, local, mina); la explosión en un espacio cerrado produce una serie de ondas reflejas, que sumadas, originan una onda de presión muy superior a la onda incidente.

      • Proyección de objetos;

      • Medio aéreo o sub-acuático: el radio letal en el agua (debido a su incompresibilidad) es tres veces mayor que en el aire para una explosión similar.

      Las víctimas de una onda se reparten en dos categorías:

      • las víctimas de las que, de entrada, estamos seguros de que han sido afectadas;

      • las víctimas que no presentan signos evidentes.

      La evolución clásica se desarrolla en tres fases; pero hay que tener cuidado porque esta evolución puede ser engañosa.

      Primera fase:
      Atontamiento, que se traduce por la parada de toda actividad durante un breve periodo.
      Segunda fase:
      Es una fase latente, sin signos de haber sido afectado, que va de unos minutos a varias horas. Suele ir acompañada de euforia; la víctima, al creerse indemne, se vuelve hiper-activa.
      Aveces, la onda puede provocar una sordera, esa es la prueba de la fuerza de la onda de choque.
      La piel siempre queda indemne (salvo si existe alguna herida provocada por la proyección de objetos o por el desplazamiento de la propia víctima sobre éstos).
      Tercera fase:
      Es la fase de descompensación de los lesiones, en la que aparecen:
      • Trastornos de la consciencia;
      • Anomalías ventilatorias las debidas a la rotura de alveolos pulmonares
      • Anomalías circulatorias causadas por la hemorragia, debida a una rotura del hígado o del bazo, que se traduce por un trastorno circulatorio.

      La conducta a observar consistirá en primer lugar en considerar como afectado a todo sujeto situado en la zona de una explosión.

      Toda persona susceptible de haber sido afectada, ha de recibir, lo más pronto posible, una oxigenación de 15 litros/minuto de oxígeno. Son indispensables una atenta vigilancia y ayuda sicológica. Se recomienda la posición de semi-sentada paro los casos de dificultades respiratorias; si no, se dejará al sujeto tumbado.

      Los riesgos para los socorristas son elevados,ya que es frecuente el riesgo de una segunda explosión y de ahí la importancia de tomar unas precauciones elementales: no tocar el timbre ni golpearen una puerta, no utilizar ningún aparato eléctrico, no fumar en la zona de trabajo, llevar casco y, de una manera general, seguir estrictamente las consignas dadas por los responsables.

      Para una explosión:
      sustraer causa sin sucumbir en ella uno mismo
      conducir hacia el PMA
      temer una segunda explosión
      respetar las consignas dadas

    9. Una víctima que presenta hipotermia

      La hipotermia es una situación que se caracteriza par la caída de la temperatura corporal central por debajo de 35 grados C. Aparece en individuos que han estado sometidos a una exposición prolongada al frito, con o sin trastorno de la termo-regulación. (En condiciones de humedad o en el agua, el enfriamiento es veinte veces más rápido que en el aire).

      La hipotermia se presenta en situaciones de exposición a temperaturas ambientales bajas, por ejemplo, en una inmersión, en un ahogamiento, en una exposición al viento frío, en la nieve o en el hielo ( personas perdidas en la montaña ) y en los casos en que se da una disminución de la producción de calor por el organismo coma, agota miento, desnutrición, intoxicación (alcohol y medicamentos).

      Hay que distinguir entre hipotermias ligeras e hipotermias graves

      • Las hipotermias ligeras. Se caracterizan por:

        • Escalofríos generalizados acompañados de calambres musculares, dolo res en la nuca, sensación de piernas pesadas, fatiga y bostezos;

        • Elevación de la frecuencia cardiaca y de la frecuencia ventilatoria;

        • Piel fría y pálida.

      • Las hipotermias graves: Se caracterizan por

        • La aparición de trastornos de consciencia con somnolencia y luego inconsciencia (hacia los 31 grados C ), rigidez muscular, temblor ligero (entre el escalofrío y el temblor);

        • Piel fría, dura, lívida

        • Disminución de la frecuencia cardiaca y de la frecuencia ventilatoria

        • Cianosis generalizada.

      La conducta a observar ante una hipotermia ligera es la siguiente:

      • Evitar el enfriamiento: quitar ropa mojada y poner ropas secas y calientes (manta termo-aislante); cubrir, pero no friccionar a la víctima

      • Dar, moderadamente, una bebida caliente y azucarada, siempre que la víctima esté consciente.

      • Evitar el contacto de objetos fríos con la víctima

      • No dar a beber bajo ningún concepto bebidas alcohólicas

      Ante una hipotermia grave no hay que predicar el calentamiento externo. Si la ventilación espontánea es eficaz, se administrará oxigeno adicional; en caso necesario, se efectuará ventilación artificial boca a boca, lo que provocará un beneficioso calentamiento interno.

      Deberá ponerse en manos de un médico lo más pronto posible.

      Estas medidas preventivas se refieren tanto a los implicados y a los lesionados como a los rescatadores.

      Para un hipotérmico:

      • Atención a los estados de muerte aparente

      • Medicalizar

    10. Una víctima desnutrida/deshidratada

      Se puede tratar de un sujeto sometido a una insuficiencia alimentaria crónica (campo de prisioneros, hambre prolongada), o de un sujeto anteriormente bien nutrido, pero víctima de una insuficiencia alimentaria, incluso privado de toda alimentación y bebida por causa de hechos recientes (rescatado de una lancha en el mar, aislamiento prolongado en cataclismos, aislamiento en cavidades naturales o consecuencia del hundimiento de un edificio).

      Tanto en un caso como en el otro, el socorrista no debe satisfacer brutalmente las necesidades expresadas por el gran desnutrido.

      Una bebida templada y azucarada (té diluido azucarado), en cantidad moderada y a pequeños sorbos será la propuesta del socorrista, si el sujeto está consciente. (Para los niños, un biberón).

      También puede servir una solución de re-hidratación azucarada salada (para un litro de agua: 8 terrones de azúcar y 1/2 cucharadita de sal).

      Se evitará todo esfuerzo por su parte; si el clima lo necesita, serán cubiertos y reconfortados.

      Los desnutridos precisan de cuidados médicos lo antes posible.

      La primera bebida (en pequeña cantidad) del deshidratado:
      té con azúcar o solución de re-hidratación azucarada-salada.
      Por un litro de agua 8 terrones de azúcar
      y 1/2 cucharada (tamaño café) de sal.

    11. Una víctima contaminada por radiaciones ionizantes

      El universo, y por tanto la tierra, está compuesto por elementos que tienen como base unas unidades de materia llamadas átomos. Algunos átomos tienen la particularidad de producir unas emisiones radiactivas llamadas radiaciones ionizantes.

      Ya sea como consecuencia de una guerra (bombas termonucleares), por accidente tecnológico o por accidente natural (como consecuencia de una radiación astral ligada a la filtración de la capa atmosférica terrestre), el cuerpo humano, regularmente sometido a radiaciones ionizantes en pequeña cantidad, puede verse brutalmente expuesto a unas dosis nocivas de dichas radiaciones.

      Los riesgos y los peligros están en función del tipo de radio-elementos de que se trate, por las emisiones aisladas o asociadas de radiaciones que producen. Se pueden emitir rayos alfa, beta o gamma.

      En el aire, el alcance de la radiación gamma es del orden de los 3 km, el de la radiación beta es de 3 m y el de la radiación alfa de unos 3 cm.

      Se dice que un sujeto ha sido irradiado cuando ha estado sometido a estas radiaciones

      Se dice que un sujeto presenta para los otros un riesgo de contaminación y/o de irradiación cuando es portador de radio-elementos (polvo radiactivo) que emitan radiaciones alfa, beta o gamma y, por tanto, susceptible de irradiar él mismo a toda persona que se encuentre en sus proximidades

      El riesgo de irradiación es directamente proporcional a la dosis total de irradiación. Es decir que, a igual intensidad, estar expuesto 2 segundos o 24 horas a la misma fuente de radiactividad, por ejemplo un polvo radiactivo procedente de una nube radiactiva que haya escapado de una central atómica durante un accidente, no ocasiona las mismas consecuencias.

      En estas circunstancias, los socorristas oirán hablar de "gray" El gray (=100 rad) es la unidad de medida de dosis absorbida..

      La dosis mortal al 100% en el hombre se sitúa en 6 a 10 grays (o de 600 a 1.000 rod) instantáneos.

      Después de una radiación superior a 1 gray, el sujeto puede presentar náuseas, vómitos y una gran fatiga.

      Por encima de los 4 grays, presentará, además, un enrojecimiento generalizado de la piel.

      Después, por encima, la gravedad se traducirá rápidamente por un trastorno circulatorio más o menos severo, trastornos de consciencia y, a veces, convulsiones.

      Un sujeto irradiado no portador de sustancias radiactivas no presenta ningún peligro para el socorrista. La conducta a observar será, pues, la clásica en función de las eventuales lesiones o signos manifestados por el sujeto irradiado.

      Un sujeto irradiado, portador sobre su piel o sus ropas de sustancias radiactivas, mantiene su irradiación y por tanto aumenta el efecto nocivo que tienen las emisiones radiactivas sobre su organismo. También representa un riesgo para todos los que se le aproximen; se ha convertido en una fuente radiactiva peligrosa para él pero también peligrosa para los demás. De ahí la importancia de la localización de toda sustancia radiactiva y de saber desembarazarse de ella sin que, con ello, represente un riesgo para los demás.

      La conducta a observar es por tanto la descontaminación, tan pronto como sea posible. A veces, se tratará de contaminación interna, tras la ingestión o la inhalación de productos radiactivos.

      Para asegurar estos cuidados, los socorristas deberán estar dotados de un equipo especial botas + casco + guantes, que luego serán retirados de una manera programada.

      La descontaminación se hará en lugares previstos y adaptados para los sujetos a los que se haya medido con detectores de radiactividad la realidad de su contaminación.

      Consistirá en:

      • Un desnudado especial (no se debe tocar la parte exterior "contaminante" de las ropas)

      • Un almacenamiento de las ropas "contaminantes" en unos sacos de plástico;

      • Una ducha jabonoso, dos o tres veces seguidos, un secado cuidadoso y vestido con ropas exentas de toda contaminación.

      Idealmente, las aguas de lavado no serán echadas a los desagues.

      Una pasada por los detectores alfa, beta y gamma permitirá verificar el buen resultado de la descontaminación.

      Si este procedimiento ya es bastante complejo para accidentes de poca enverga dura, pensemos en los problemas ligados a accidentes a gran escala.

      Para pequeños niveles de irradiación en amplios sectores, en espera de una dilución y por los vientos atmosféricos, las autoridades pueden preconizar el confinamiento con puertas y ventanas cerradas y taponado con cinta adhesiva todas las grietas.

      El confinamiento a domicilio es la medida
      más eficaz en situación de contaminación atmosférica
      por radiaciones ionizantes.
      Los voluntarios deberán abstenerse
      de toda intervención espontánea.

      En la eventualidad de contaminación de un gran número de personas, los equipos socorristas se deberán limitar estrictamente a las instrucciones que les sean dadas; toda intervención aventurada espontánea puede acarrear severas consecuencias posteriores para los rescatadores.

    12. Una víctima con contaminación química

      Se distinguen clásicamente varias familias de productos químicos peligrosos para el hombre, bajo forma gaseosa, líquida o en polvo, a veces son armas llamadas gas de combate. Pero también se encuentran efectos comparables en ciertos tipos de accidentes industriales.

      Podemos citar:

      • Los irritantes, de efecto rápido, que hacen llorar y provocan dolores oculares y un abundante lagrimeo. También hacen toser o estornudar en mayor o menor medida.

      • Los sofocantes de efecto rápido provocan una molestia respiratoria con rápido trastorno ventilatorio.

      • Los vesicantes, de efecto rápido provocan quemaduras químicas sobre las partes expuestas de la piel (en general, la cara, las manos y hasta las piernas), trastornos oculares, afecciones de las vías respiratorias y de las vías digestivas si se tragan (sobre o en los alimentos).

      • Los incapacitantes, como su nombre indica, anulan toda reacción del individuo que los recibe.

      • Los tóxicos nerviosos y tóxicos generales, que penetran tanto por la piel como por vía digestiva o ventilatoria. Estos productos provocan una parálisis en un contexto de convulsiones y de hipersudoración. Según el peligro y el reparto atmosférico, el socorrista podrá intervenir o no. Algunas de estos tóxicos lo son tanto que un simple grano o una bocanada pueden matar a uno o varios hombres.

      En el caso preciso de tóxicos nerviosos y generales, solamente podrán intervenir las personas entrenadas y provistas de equipos de protección. Llevar una máscara es un requisito previo, cualquiera que sea el producto en cuestión, con un cartucho adaptado o polivalente. Una escafandra autónoma con ropa estanca representa la mejor seguridad, pero atención a la autonomía de las botellas de aire en caso de utilización de un aparato respiratorio aislante.

      La protección colectivo consiste en el alojamiento preventivo de las poblaciones en locales apropiados y previamente listados, provistos de filtros de aire, o bien la evacuación lejos de la zona de riesgo.

      Un medio improvisado para la protección individual consisten en la colocación, cuando se dé la alerta, de una bolsa de basura de plástico sobre la parte superior del cuerpo, que cubra la cabeza y los miembros superiores. La colocación de una segunda bolsa, a guisa de falda , y de unas batas estancas, permitirá salir de la zona tóxica o llegar a un refugio.

      Algunos productos, en especial los neurotóxicos, son destruidos por las bases, y la descontaminación consistirá en duchar con agua con lejía las superficies afectadas: superficie cutánea, ropas impermeables.

      Es indispensable organizar una zona de descontaminación en el límite de la zona no contaminada, por donde deberá pasar obligatoriamente todo sujeto procedente de la zona contaminada.

      Unos equipos entrenados, dotados de ropas apropiadas, sacarán a los contaminados de la zona tóxica y los dirigirán hacia un centro de descontaminación y de clasificación. Durante esta evacuación, solo podrán realizarse la oxigenación y los actos elementales de supervivencia. Si los equipos disponen de ellas, las víctimas serán transportadas en bolsas impermeables con una máscara respiratoria aislante.

      Una vez descontaminado, el sujeto pasará, por una esclusa real o simbólica, a la zona no contaminada, donde tendrá lugar la clasificación médica y donde se le podrán prodigar los cuidados clásicos:

      • Lavado de los ojos con agua o con suero fisiológico,

      • Nuevo aseo general,

      • Ventilación artificial,

      • Atenciones médicas.

      Para los demás tóxicos, la conducid a observar será más simple:

      • Lavado de los ojos y de la cara con agua para las víctimas de productos irritantes y estornudantes (que provocan el estornudo);

      • Desnudado (por guantes estancos) y lavado con agua jabonosa y luego aclarado con agua tibia para las víctimas de productos vesicantes;

      • posición semi-sentada e inhalación de oxigeno a 15 litros por minuto para adultos, 3 litros por minuto paro los niños, en caso de ataque por productos sofocantes, siendo obligatoria para los socorristas participantes la utilización de una máscara con un cartucho apropiado.

      • Posición lateral de seguridad y, si es necesario, ventilación artificial con balón autohinchable y cartucho para las víctimas de productos incapacitantes, siendo obligatoria para los socorristas participantes la utilización de una máscara con un cartucho apropiado.

      En el plano colectivo, las autoridades podrán verse obligadas, a través de las estaciones de radiodifusión, a hacer confinarse en su domicilio, durante un cierto tiempo, a la población, con obstrucción de todas las aberturas de ventanas y puertas con cinta adhesiva.

      Sólo están autorizadas a intervenir
      las personas entrenadas y habilitadas.
      Prohibición absoluta para los demás.

    13. Una víctima con trastorno psicológico

      En las situaciones catastróficas, las víctimas, las personas implicadas e inclusa los salvadores y los mandos de la operación son susceptibles de presentar reacciones y comportamientos no adaptados a la situación, tanto a escala individual como colectiva, que incluso pueden ser contrarias a los intereses de las personas e incluso al orden social.

      Se puede tratar de un estado individual traducido aisladamente por:

      • Un estado de ansiedad (sensación de ahogo, palpitaciones, sudores, palidez, temblores);

      • Un estado de agitación desordenada que hace ineficaces las operaciones de socorro;

      • Un estado depresivo, superior a la tristeza normal, e incluso un comporta miento suicida o un ir y venir errático.

      Puede tratarse de un comportamiento colectivo:

      • Enajenación colectiva;

      • Desaparición de las reglas sociales;

      • Pánico, temer una reacción colectiva, aunque de forma excepcional, traducida por una huida alocada, desordenada, con, a veces, reacciones de violencia.

      Idealmente, la prevención de este comportamiento se basa en la información y la educación del ciudadano que, desde la escuela, deberá conocer la eventualidad de una catástrofe y un esquema simple de la conducta a observar.

      Frente a las situaciones individuales o colectivas de comportamientos a normales, el socorrista debe referirse permanentemente a sus propios valores, a su jerarquía, y siempre debe intentar el apaciguamiento, en especial, dando ejemplos y orientando a una eventual oleada de personas desamparadas hacia las estructuras de recepción, protegiendo a los más débiles, en especial a los niños y a las personas mayores.

      A veces, la simple organización de un tentempié improvisado es suficiente para estabilizar a un grupo desorganizado y angustiado.


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