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Andarse por las ramas

(Transcribe la columna Infoneurastenia (11) publicada en revista BIT, 164, ag.-sept. 2007, con algunos hiperenlaces y breves añadidos)

Durante mis 13 trienios formando ingenieros de telecomunicación en
la Universidad Politécnica de Madrid
he vivido una continua actualización, una complicada diversificación y un aumento imparable de los contenidos de la carrera. Actualmente, ésta se estructura en tres especialidades, que terminan ramificadas en siete intensificaciones, y dos más, horizontales: bioingeniería y gestión de la tecnología. En ese período, hemos pasado de unos estudios bastante generalistas a otros considerablemente más especializados. 

Como, según el diccionario, una especialidad es “una rama de una ciencia o arte a que se consagra una persona”, podemos utilizar metafóricamente el lenguaje de la botánica para aseverar que la sociedad del conocimiento es básicamente una sociedad en la que casi todos nos andamos por las ramas, o sea que, salvo que le pongamos algún remedio, tendemos básicamente a ser unos ignorantes globales, porque carecemos de conocimientos y autoridad fuera de nuestra rama, trozo de rama o ramita, ya que las ramas no dejan ver el árbol del que nacen. Tampoco el árbol deja ver las ramas (ni el bosque los árboles), o sea, que si fuéramos especialistas en “árboles”, es decir, generalistas disciplinares o multidisciplinares padeceríamos también otro tipo de ignorancia complementaria.   

Es evidente que, especializándonos, no hacemos otra cosa que adaptarnos al incremento brutal del conocimiento humano, pero tal proceso, que es una necesidad, se convierte también en problema, porque las situaciones que afrontan los ingenieros rara vez se prestan a ser resueltas con fórmulas derivadas de un conocimiento de ramita. La vida real no se divide en especialidades, no es cartesiana. Así que, en mi opinión, aún en su orientación técnica clásica, deberíamos reenfocar los estudios en una línea de especialización (inevitable) enriquecida con suficientes dosis de mínima visión de conjunto. Esto es, la rama, con algo del árbol, para evitar el andarse sólo por las ramas. 

Buscando construir esa mínima visión de conjunto, propongo una estrategia educativa correctora de la especialización, alimentada por tres mecanismos que habría que añadir inteligentemente a los que practicamos cotidianamente: a) Radical: proveer conocimientos básicos de origen o raíces (incluyendo las históricas); b) Transversal o inter-ramal: conocimientos básicos relacionados con otras ramas disciplinares próximas; c) Intertroncal: canales de conocimiento con otros troncos o árboles habitualmente conexos en su impacto sobre la vida real. Pero, además del ingenuo firmante, ¿piensa alguien hoy en implementar estos cambios?  Así las cosas, ¿podemos siquiera imaginar cuántas resistencias se encontrarían para formar un tipo de ingeniero no precisamente orientado  a la manera clásica, ese ingeniero híbrido que algunos buscamos (se recomienda leer la postal y los comentarios)?

2 comentarios sobre “Andarse por las ramas”

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  2. txzpfbrrbpa dijo:

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