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Reflexionemos sobre la Noometamorfosis

El conocido y polémico articulista y escritor Nicholas Carr ha escrito un texto que ya sólo por el título Is Google making us stupid?  atrae inevitablemente  la atención y luego su contenido no sólo la refuerza sino que provoca el debate, en el que vemos cómo proliferan muy variados análisis, a favor y en contra, algo normal tratándose de los trabajos de este hombre desde que publicó “IT Doesn´t Matter”. De este artículo sobre Google se han publicado versiones en español, por ejemplo en LaVentana, 9 julio 2008, que titula su traducción con el sobretítulo de la versión original en inglés ¿Qué le está haciendo Internet a nuestros cerebros? .Como he leído mi nombre citado junto al de Carr en el blog El Principio de Incertidumbre en un post dedicado a El mito de la Multitarea y el Aprendizaje 2.0 (”desde la idea de noomorfosis digital planteada por Sáez Vacas hasta el temor de Nicholas Carr porque Google le esté convirtiendo en un estúpido, etc.”), por alusión no tengo más remedio que decir algo al respecto. Carr nos confiesa en su artículo que “en los últimos años he tenido la incómoda sensación de que alguien, o algo, ha estado jugueteando con mi cerebro, cambiando el esquema de su circuito neural, reprogramando la memoria” (…) a lo que añade que, después de una década en la que ha pasado mucho tiempo en línea, buscando y navegando, ahora es incapaz de mantener la concentración en un libro durante más de dos o tres páginas. Juntando su experiencia con las opiniones de diversos autores y de algún bloguero amigo, llega a la conclusión, que más adelante razona en términos generales del impacto transformador de las tecnologías, de que la Red, no sólo le suministra información, que “su mente espera ya como si fuera una corriente de partículas en rápido movimiento, sino que también conforma su proceso de pensamiento”.

Dejando aparte la valoración de si nos estupidiza o no, que es asunto que no puede lanzarse así como así en forma lapidaria (a decir verdad, en el caso de Carr, en forma interrogativa), y desconociendo si este hombre padece ya cierto grado de weborexia, es imposible no estar de acuerdo con esta conclusión general: el uso habitual de la infotecnología transforma los procesos de adquisición de nuestros conocimientos, de nuestra inteligencia, en definitiva, de nuestra mente. Lo dicen los neurocientíficos: “La estructura misma de nuestro cerebro, el tamaño relativo de las diferentes regiones, la fuerza de sus interconexiones, incluso sus funciones, presenta las huellas de nuestras decisiones, las habilidades aprendidas, las acciones que hemos realizado”.  Por su parte, N. Bostrom, director del Future of Humanity Institute, de la Universidad de Oxford, “no tiene duda de que la tecnología digital está influyendo sobre nuestros procesos mentales”.

Opiniones personales más o menos emotivas las tiene todo el mundo. Así, por ejemplo, el cantante Manolo García, antes componente del dúo El Último de la Fila, en una entrevista reciente, ha dicho que “los avances tecnológicos nos ciegan, que se venden aparatos para mirar páginas estrambóticas y que a Internet le falta poesía”.

Por estas fechas se va a cumplir el segundo aniversario del día en el que el autor de este blog introdujo el concepto y el término de Noomorfosis Digital, donde me refería a esa influencia infotecnológica sobre la formación de la inteligencia de los nativos digitales. Ahora no estamos hablando de la formación (morfosis), sino de la transformación (metamorfosis) de la inteligencia (noometamorfosis)  a la que, como inmigrantes digitales en un territorio cuya cartografía funcional y operativa cambia constantemente, estamos sometidos durante nuestra vida.

¿Metamorfosis? Esta bella palabra nos trae a todos a la memoria la novela de Kafka, pero a mí en particular me recuerda la portada del libro de autoría colectiva “Desafíos sociotecnológicos del siglo XXI”, año 1999, en el que colaboré con un artículo titulado “La conexión ciberespacial”. La autora de la portada era mi mujer, Pilar Lara, quien a su ilustración la llamó Metamorfosis. Ese rostro cambiante, distorsionado, que el lector verá reproducido un poco más abajo, parece querer representar metafóricamente los cambios internos que la infotecnología puede estar produciendo en sus humanos usuarios. La Editorial delegó en mí la responsabilidad de presentar en público ese libro y aproveché, entre otras cosas, para decir que era “una ilustración inquietante, que puede servir como metáfora de la fragmentación, de la inestabilidad y del tránsito inacabado a una nueva coherencia”

Desaf�os Sociotecnológicos

Dije más cosas en la presentación del libro de los Desafíos sociotecnológicos, algunas relacionadas con la metamorfosis y ahora creo que merece la pena dedicar un par de minutos a releerlas. Por ejemplo, establecí una cierta conexión de ideas con el libro de Italo Calvino “Seis propuestas para el próximo milenio”, en parte inspirado, según su autor, en el poema “Metamorfosis” de Ovidio. Calvino habla de mirar el mundo con otra óptica, otra lógica, otros métodos de conocimiento y de verificación, con imágenes de levedad, de ingravidez, ante lo cual, este presentador y coautor del libro expone que resulta increíble que la “metamorfosis de la economía y de la organización social”, en general, la de un mundo en rápida evolución, dependa cada vez más de “materiales” tan ingrávidos como los bits. 

Creo que hay que reflexionar más sobre este asunto. Intentaré hacerlo, pero necesito tiempo. De momento, he anotado en mi cuadernillo que tengo que repasar mi ensayo de marzo de 1991 en la revista de pensamiento “Claves de Razón Práctica” nº 10,  en el que ya titulaba una sección de forma muy elocuente “Metamorfosis de los ciudadanos en procesadores y paquetes de información” y concentrarme en las páginas, no sólo en dos o tres, de los libros de A. Baricco “Los bárbaros”, que precisamente dedica tres capítulos a Google, de R. Simone “La tercera fase”, tal vez repasar a V. Verdú y su Personismo y quizá a E. Morin y algún otro autor clarividente.

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