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Taller de periodismo (1): Entrevistas solicitadas urgentemente y no publicadas

A continuación pueden verse las preguntas, precedidas de una introducción al tema, planteadas urgentemente por el periodista Abel Grau (El País) al autor de este blog y las respuestas de éste, quien, después de varias semanas sin noticias del primero, consiguió localizar vía Google el reportaje  para el que el periodista pidió la colaboración de F. Sáez Vacas, donde no aparecía ni una sola palabra de las respuestas de éste. Parece que el periodista estaba interesado por el tema de si Internet influye en el proceso de pensar, tratado, entre otros autores, por el titular de este blog en sus reflexiones sobre la noometamorfosis y en particular por su conferencia de este verano en el país vasco (ver más abajo), de la que el periodista mostraba estar informado.

 Además de reproducir, como todos, que Nicholas Carr anda cuestionándose si el uso frecuente de Google no nos estará haciendo más estúpidos, el periodista podría haber mencionado, por contraste, al profesor Gary Small, del Instituto Semel para Neurociencia y Comportamiento Humano, en UCLA (Universidad de California en Los Angeles), que está demostrando experimentalmente, a través de investigaciones con gente de edad madura y de tercera edad, la influencia positiva de las actividades de búsqueda en Internet sobre las funciones de toma de decisiones y razonamiento complejo del cerebro. El dr. Small ha escrito también el libro “iBrain: Surviving the Technological Alteration of the Modern Mind. Haciéndose eco de estos descubrimientos, una periodista de Elmundo.es ha titulado su reportaje al respecto de forma muy llamativa: “Ponga a punto su capacidad cerebral con el “Dr. Google“.

- Entrevista -

En la sección de Sociedad de El País estamos preparando un reportaje sobre la influencia de internet en el desarrollo del cerebro; es decir, sobre cómo el modo de búsqueda de información que impone internet está modificando el modo en el que el cerebro recibe información. Por ello nos gustaría contar con su opinión como especialista, coincidiendo con la celebración de los cursos de verano de la UPV (Nota de F. Sáez Vacas: parece referirse  a mi conferencia Noomorfosis: nace la inteligencia digital en uno de los cursos de verano de la Universidad del País Vasco, impartida el 26 de agosto pasado)

La idea que planteamos en el reportaje es que, como han advertido algunos expertos en neurociencia y psicología, internet está imponiendo un nuevo modo de acceder a la información que puede influir en el desarrollo del cerebro. Sostienen que el cerebro conserva su plasticidad durante toda la vida y por lo tanto puede adaptarse poco a poco a esa manera de suministrar información que proporciona la red: el modelo tradicional de comprensión “vertical” o en profundidad al leer libros, por ejemplo, está siendo sustituido por otro en el que domina el modo “horizontal” o superficial, en el que disminuye la atención, la concentración y la capacidad de seguir una línea de pensamiento sostenida. Igual que la aparición del reloj y de la imprenta impusieron cambios mentales (en la comprensión del tiempo y en la difusión de la información).

En relación con este planteamiento, me gustaría conocer  su opinión, por lo que aquí le envío unas preguntas.

P. ¿Es posible que la nueva manera de acceder a la información que impone Internet (fragmentaria, múltiple, que casi obstaculiza la reflexión y la concentración) pueda estar modificando el comportamiento del cerebro? ¿Es posible que este cambio influya a un nivel biológico, en la reconfiguración de las conexiones neuronales, de modo que se asemejen a la pauta que impone internet?

R. Internet per se no impone una manera fragmentaria de acceder a la información. La información que se coloca en Internet puede ser fragmentaria o no, pero ésa es otra cuestión. Por ejemplo, podemos acceder a un blog compuesto por informaciones cortas preparadas en formato hipertexto, con enlaces insertados que nos conducen a otros sitios web para conocer la información completa,  pero también a imágenes y a ensayos largos y libros enteros en soporte digital, que podemos leer en la pantalla haciendo “scrolling”, dedicándoles el tiempo que sea necesario o imprimirlos en papel. En términos operativos, la manera de acceder, la velocidad y la multiplicidad de informaciones son radicalmente distintas a las de documentos de papel y las bibliotecas y eso sí que tiene que estar modificando el comportamiento del cerebro. Sin embargo, la información a la que accedemos y la cantidad de tiempo y el uso que hagamos de ella los elegimos nosotros.

P. ¿Puede que estos cambios afecten, por ejemplo, a nuestra capacidad para leer un texto de manera sostenida, y que imponga un modo de “lectura por encima” o “superficial”?

R. Según los neurocientíficos -y le cito a Francisco Mora- “hoy es un hecho demostrado que el cerebro es un órgano plástico, es decir, siempre cambiante. Cambiante en su física, su bioquímica, anatomía y funcionamiento como expresión de su interacción con el mundo. Esta interacción cambia constantemente  el cerebro”. Nicholas Carr ha escrito un texto titulado “Is Google making us stupid?, donde nos confiesa que en los últimos años he tenido la incómoda sensación de que alguien, o algo, ha estado jugueteando con su cerebro, cambiando el esquema de su circuito neural, reprogramando su memoria, en resumen, transformando su proceso de pensamiento. Añade que ahora es incapaz de mantener la concentración en un libro durante más de dos o tres páginas. Otros autores, como V. Verdú o A. Baricco resaltan la tendencia a la superficialidad que va imponiendo el uso continuo de esta infotecnología. 

P. ¿Se han llevado a cabo estudios en España sobre esta materia?

R. Algunas reflexiones, creo que sí, pero no he oído que se hayan realizado estudios o investigaciones en profundidad. Personalmente, formulé hace dos años la hipótesis, que tendría que ratificar la neurociencia , de que un entorno intensivamente digital podría incluso estar cambiando la forma de inteligencia de los niños que se críen en ese entorno, hipótesis que, con el nombre de Noomorfosis Digital (noos -inteligencia- y morphosis -formación-)  publiqué en el blog de un amigo (véase http://antoniofumero.blogspot.com/2006/08/noomorfosis-digital.html). Claro está que cuando hablo de un entorno digital voy más allá de Internet y me refiero a la Red Universal Digital, que es la extensa infraestructura tecnológica que conforma nuestro entorno vital, al que en mi libro “Más allá de Internet: la Red Universal Digital”, Ed. Ramón Areces, 2004, llamé Nuevo Entorno Tecnosocial (NET).

P. ¿Es posible que este cambio que podría ejercer Internet se pueda notar ya, en el corto plazo de tiempo que va desde la aparición de Internet?

R. Insisto en que es un error hablar sólo de Internet, que, por su resplandor y espectacularidad, se lleva toda la fama. Tenemos que empezar a considerar al conjunto de la infotecnología como la causa de muchos de los cambios personales y sociales, ni mucho menos todos positivos, que podamos experimentar en nuestra adaptación al entorno por ella generado. Hay que asignar una gran influencia a las que llamamos Tecnologías para la Vida Cotidiana, que emplean cientos de millones de humanos y se desarrollan a una velocidad increíble y son muy poderosas y multifuncionales. Si algún lector quiere saber qué entiendo por esta clase de tecnologías y  no se conforma con la información fragmentaria de mis respuestas a esta entrevista, le invito a leer el contenido de un editorial mío publicado en esta dirección: http://www.campusred.net/TELOS/editorial.asp?rev=73 . Finalmente, la respuesta a la pregunta es que sí se notan ya los cambios, y mucho.

P. Aunque quizá sea pronto para conocer los efectos de esta influencia, ¿se puede aventurar algún pronóstico sobre lo que podría plantear esta influencia en el futuro? Por ejemplo, mayor dependencia de Internet, posibles desarrollos de la inteligencia artificial…? 

R. No aventuro más pronóstico que el de que la influencia será grande y creciente, pero necesitamos estudiar esos impactos más rigurosamente. Quienes usan la infotecnología, la Red Universal Digital o alguna porción de ella, van entrando, cada uno según sus circunstancias, personalidad, edad, entorno familiar o laboral, recursos, etc.,  en una esfera nueva y muy compleja, donde las nociones de tiempo, espacio, identidad, poder operativo, sentido de la acción, comunicación, inteligencia, concepto de realidad, relaciones sociales, privacidad, relaciones con el mundo material, movilidad, el concepto de yo, estructuras organizativas, educación, etc., son diferentes o muy diferentes.

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