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¿La tercera revolución industrial?

En mi libro de 2004 “Más allá de Internet: la Red Universal Digital”, alrededor de cuyos conceptos más o menos giran casi todas las entradas de este blog, a medida que la realidad los va reforzando, escribí que parecía que la llamada “nueva economía” o “economía digital”, pensada para un espacio de información, olvidaba la existencia insoslayable del mundo material (pag. 104), cuando lo cierto es que habitamos una realidad muy compleja, donde habría que “diseñar y gestionar estructuras sociales complejas basadas en los cinco elementos interrelacionados el conjunto que R. Rodríguez Delgado  llamaba matergon: materia (mater), energía (ergon), información, comunicación y organización”. Siguiendo esa línea, el 31 de julio de 2008 publiqué en este blog una entrada argumentando que sobra información, falta energía ; “en estos momentos de crisis económica la realidad nos empuja a desplazar nuestra atención desde la información hacia la energía”.

Abundando en el mismo tema, en la sección “Eco-economía” (pags. 108-111) del capítulo titulado “Complejidad”, dentro del conjunto de capítulos denominados “Lecciones de economía digital”, me hacía eco (precisamente) del libro de Jeremy Rifkin dedicado a la economía del hidrógeno de la siguiente forma (palabras de Rifkin entrecomilladas): “utilizando los mismos principios de diseño y tecnologías que han hecho posible la Red Mundial de Información (World Wide Web)”, en la que millones de usuarios prosumidores podrán compartir energía peer-to-peer, es decir, horizontalmente, en un sentido social. En opinión de Rifkin, las actuales centrales eléctricas podrían convertirse en centrales eléctricas virtuales.

Pues bien, entrevistado el 25 octubre de 2008, Rifkin, quien, al parecer, es vegetariano, asevera que la producción y el consumo de carne es la segunda contribución del hombre al calentamiento global: tenemos 1.300 millones de vacas ¡qué sorpresa! emitiendo metano. Pese a ello, se confiesa amante de los animales y de la naturaleza. Pero lo que nos interesa aquí es que Jeremy teoriza y anticipa la Tercera Revolución Industrial. Transcribo algunas de sus opiniones:  ”estamos en el ocaso del viejo régimen de la energía, comandado por el carbón y por el petróleo (y también por el uranio), que son las energías que movieron la primera y la segunda revolución industrial y el proceso de globalización en los últimos 150 años”. 

Las grandes revoluciones económicas de la Historia -sostiene Rifkin- suceden cuando se reorganizan la energía y la forma de comunicarse (¿no nos suena esto al matergon al que me refería más arriba?), por lo que democratizar la energía, como ha ocurrido con la comunicación, sería la base de la Tercera Revolución Industrial. En la misma línea de “centrales eléctricas virtuales” que recogía yo en mi libro, Rifkin emite su concepto de intergrid, la internet de la energía, que es a lo que supongo que se ha referido Tom Raferty en su charla en el EBE (Evento Blog España, Sevilla) hace unos días cuando habló de GRID 2.0 (red de segunda generación) , una especie de Electranet para la gestión energética inteligente. ¡Cómo iba a faltar el 2.0!  Denomina a la gestión actual de la electricidad basada en el petróleo “Electricidad 1.0″.

Ahora bien, si miramos a la realidad político-económica más actual de estos días en nuestro país, concretada en las maniobras de la empresa rusa de petróleo Lukoil de hacerse (sin acudir a una OPA, excluyendo así a los accionistas llamados pequeños ahorradores) con el control de Repsol, el primer operador español de la industria petrolera y a la vez accionista importante en Gas Natural y en Unión Fenosa (electricidad), no vemos nada de esos vectores de democratización, sólo se ve afán de poder y dinero. ¿Qué diría de esta operación la profesora S. Zuboff, citada en la página 124 del capítulo “Dirigentes” de mi libro como propulsora teórica en 2002, junto con J. Maxmin, de la necesidad de un capitalismo distribuido o democrático?.

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