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Martin Cooper: Hipermultifuncionalidad vs. Convivencialidad

Entrevistado hace unos días (diario ABC, 5/9/2009), Martin Cooper, considerado el padre de la telefonía móvil, dijo cosas como éstas: “El problema hoy es que la tecnología no se corresponde con las necesidades de la gente”. A propósito de los smart phones: “Si quieres hacer un dispositivo universal que haga todo para todos, no hará ninguna cosa bien. En el futuro llevaremos distintos dispositivos, muy aptos cada uno y con un objetivo determinado”. Más adelante: “lo que no me gusta son las cosas complicadas. Si sólo necesitas hablar te sobra la cámara. Las compañías deberían hacer aparatos intuitivos. Deberíamos tener móviles diseñados en función de nuestras necesidades”.

Sus palabras me han recordado mis frecuentes reflexiones y textos en artículos y libros sobre el concepto de complejidad instrumental de la tecnología, que crece siempre, además de por otros factores, cuando ésta se dota de múltiples funciones, y su impacto negativo sobre lo que siempre he denominado “convivencialidad” (siguiendo el término del extraordinario pensador crítico ya fallecido Iván Illich, quien escribió: “una herramienta es convivencial en la medida en que cada uno puede utilizarla sin dificultad, tan frecuente o raramente como desee, para los fines que él mismo determine”). Si las palabras de Cooper expresan realmente lo que piensa una persona pionera de la telefonía -en 1973 realizó la primera llamada inalámbrica de la historia-, todavía activa en el mundo de la tecnología con su empresa de antenas inteligentes, a mí me sirve para reforzar mi idea de que compaginar la dotación de funcionalidad instrumental con la convivencialidad del instrumento es algo esencial, como lo demuestra un eslogan que publiqué en el capítulo 3 de mi libro de 1987 Computadores personales: Hacia un mundo de máquinas informáticas: “Contra complejidad, convivencialidad”. (Una curiosidad histórica que acabo de descubrir al redactar este post: el libro de I. Illich en inglés Tools for Conviviality se publicó precisamente en 1973).

Sobre el concepto que denomino hipermultifuncionalidad en el Nuevo Entorno Tecnosocial en el que vivimos podría transcribir varios textos míos, pero bastará con unas pocas líneas, recogidas de mi artículo de colaboración en el libro Web 2.o, de 2007: “Del efecto combinado de la interacción desequilibrada entre la complejidad creciente de la tecnología y la habitualmente escasa preparación del usuario medio se deriva esa forma moderna de “esclavitud” del humano respecto de la tecnología que han señalado Illich, Marinoff y muchos otros”. (…) “la hipermultifuncionalidad instrumental potencialmente disponible acaba resultando superflua cuando es subexplotada por el usuario, tiende entonces a convertirse en hipofuncionalidad y queda inédita, invisible”.

A propósito de la mención de “esclavitud” convendría preguntarse de paso si ese dominio de la infotecnología basado en su complejidad no es precisamente una manifestación clara de lo que en este blog denominé hace unos meses Infotecnocracia. Pero, para terminar, anotaré una conexión conceptual entre la respuesta de Cooper relativa a los dispositivos muy aptos y dotados de un objetivo funcional determinado de acuerdo con las necesidades del usuario y la noción de infoimplementos (en inglés, information appliances) de Donald Norman, que utilicé ampliamente en mi libro Más allá de Internet: la Red Universal Digital (véase pág. 171): “Donald Norman ha expuesto perfectamente qué son y qué significan los infoimplementos en un libro muy elocuente de 1998 titulado The Invisible Computer, aunque no menos expresivo es su largo subtítulo (en español ¿Por qué los buenos productos pueden fallar, el computador personal es tan complejo y los infoimplementos son la solución?). Un infoimplemento -dice- es un utensilio diseñado para una aplicación concreta y posee sus propios circuitos informáticos cortados a la medida de la tarea, de tal manera que aprender a usarlo es lo mismo que aprender la tarea”.

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