Orange Stage Roskilde'03 On the Road Orange Stage

Meses de sueños y planes. Imprevistos de última hora (deserciones, escasez de vuelos económicos...) superados. Parece increible que por fin haya llegado el momento y vaya a hacerlo: yo completamente solo en Escandinavia durante una semana en uno de los festivales musicales más célebres y veteranos del norte de Europa. El deseo de nuevas experiencias me impulsa una vez más a una nueva aventura. ¡Allá voy Roskilde!

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La aventura comienza...
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Una vez más, rumbo a Dinamarca.
Esta vez no habrá escalas.

25/06 - 18:30. Tras un vuelo de unas 3 horas he aterrizado felizmente en Kastrup. Con la calma habitual, no tuve problemas en coger el tren a Roskilde (bueno, me equivoqué de tren, pero corregí a tiempo cambiando al tren correcto en la misma vía). Me he encontrado con una pareja de canarios y aunque la tentación de acoplarme a ellos ha existido, finalmente el deseo de vivir una auténtica aventura (yo solo contra el mundo :) ha sido más fuerte. He tardado un huevo en encontrar sitio para montar la tienda (tengo la teoria de que el peso del mochilón ha dilatado los minutos) y estoy lejos. Me ha costado un rato y dos intentos fallidos levantar la tienda (había un grupo de alemanes descojonándose y creo que era de mí) pero creo que lo he consegudio y es estable (espero no volver un día y descubrir que ha salido volando). Ahora estoy organizando un poco mi "base de operaciones". Dentro de un rato saldré a dar una vuelta y familiarizarme con el entorno.

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Cambio de tren en Roskilde,
como borregos hacia el redil.

25/06 - 22:00.. Festival: primeras impresiones. Tras tres horas dando vueltas he visto que el campamento es E-N-O-R-M-E. Y eso que lo principal (el área del festival) está cerrada todavía. La primera impresión sobre la gente de por aquí es relativa a sus hábitos alcohólicos. ¡Les encanta la cerveza caliente! La imagen que más se repite por aquí es la del par de daneses arrastrando cajas de 30 tercios de Turborg Øl. En menos de una hora, dos veces me han pedido un abridor, increible... También he tenido la primera toma de contacto con la música en el Camping Stage, un grupo local algo flojo. Por cierto que el lugar es magnífico, verde por todos lados, con el suelo cubierto por el cesped. Acostumbrado a los secos terrenos de Villarobledo y San Javier es un cambio bastante llamativo (y muy agradecido a la hora de clavar las piquetas de la tienda en este suelo, más húmedo). Voy a ponerme ahora a estudiar el plan de acción para los próximos días, mientras tenga luz (¡en esta época del año el sol se pone aquí a eso de las 0:00!). Amanece a eso de las 4:00 y tengo intención de aprovechar al máximo cada día, hora y minuto... ¡no hay descanso!

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Sin comentarios...
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El Skate, una de las numerosas actividades
lúdicas del campamento.
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Hogar, dulce hogar.

26/06 - 13:30.. En el tren camino a København, sentado en bussiness class al lado de un tipo que me pregunta cosas muy educadamente (para mí que es ruso, por el acento). Ha sido una mañana movidita explorando una vez más la ciudad de Roskilde y recordando mis rulos con Andrés un año ha (aunque entonces todo estaba mucho más tranquilo y silencioso). Junto al puerto (que sigue a la orilla del mar :) están haciendo unas esculturas de arena bastante más impresionantes que las que hacen en Benidorm y Torrevieja. Luego he ido a saldar una dueda pendiente: mi baño en el Mar Báltico. De todas formas, no ha durado mucho. Y no porque el agua estuviera helada (¡que lo estaba!), sino porque estaba llena de medusas. Los de aquí se lo pasan pipa con ellas, tirándoselas los unos a los otros como si fueran pelotas de playa... en fin, que gente más rara. Igual son inofesivas, pero a mí me picó una de crio y creo que me creó un trauma psicológico :). Aquí las playas son casi todo cesped, hasta pocos metros del mar, algo que me llama bastante la atención. El tren se acerca a su destino.

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Por alguna razón, esta casa frente a la catedral
me pareció fotogénica...
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A mi espalda el GRAN tronco
del que saldrá un barco vikingo.
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¿Benidorm? No, la playa junto
al museo.
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Luciendo el cuerpo serrano
en la verdeante playa de Roskilde.
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El fiordo de Roskilde en toda su extensión.
Unas nórdicas completan el paisaje.
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Imponente camino arbolado
al norte de la ciudad.
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Un tipo lo que se dice RARO tocando
en el centro de Roskilde.

26/06 - 19:00.. Desde Cristiania con amor (¿qué mejor lugar? :). Pues al final era finlandes (casi acierto) y bastante simpático. Hemos estado hablando sobre el festival y sobre los grupos de su país (HIM, Nightwish, Children of Bodom, Sonata Arctica, ...) mientras el tren llegaba a København. ¡He estado en el Tivoli! La verdad es que ni lo tenía planeado, pero al salir de la estación y encontrármelo de pronto no me he podido resistir. La verdad es que es muy bonito, muchos jardines y paseos muy bien cuidados, pero un poco ñoño, muy infantil. Por cierto que sorprende la gran cantidad de niños que hay por toda Dinamarca... continuamente se les ve y se les oye por todos los lados y los parques infantiles están por todos lados (deben de tener una tasa de natalidad altísima). Después de salir del Tívoli he conseguido una de esas bicis gratis públicas. Ha sido una gozada volver a pedalear por København (¡no montaba en bici desde la última vez que estuve aquí!)... aunque alguna mala persona me ha sacado la moneda con una muy buena imitación del enganche metálico (funcionan como los carritos del Carrefur) en cartón... ¡que sofisticación para 20 míseras coronas!. En fin, una cerveza menos que me tomaré :( He dejado la bici en la puerta de Cristiania, con pocas esperanza de volverla a ver, la verdad: es un plato demasiado suculento en este sitio. También me he pasado por Accord, donde compré la última vez el disco de Týr, pero no he encontrado el nuevo (o no ha salido o está agotado). En mi recorrido de la ciudad he pasado por algunos de los viejos lugares donde ya estuve: la Sirenita (por cierto, que esta vez me ha parecido un lugar del todo deprimente... tan frio e impersonal lleno de turistas...), Silkegade 11, la Plaza del Ayuntamiento... hay tantos buenos recuerdos en estos sitios... Cuando me acabe la birra, volveré a Roskilde, a reponer fuerzas en la tienda antes de mi estreno musical en el festival: Metallica.

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En los jardines del Tívoli
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A mi espalda el famoso palacio de
las postales, aunque sin iluminar.
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Como español me pregunto:
¿qué tienen que ver los toros y los churros?
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En las fauces del dragón...
¡que miedo! :)
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Silkegade 11.
Gracias María por tan buenos recuerdos ;)
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El más famoso (y tétrico) lugar de København:
la tan vilipendiada sirenita.
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Nyhavn,
fotografiado en modo postcard
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Una foto arriesgada de las entrañas de Cristiania
¡no lo hagan en su casa niños!
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Extraño cocepto de barbacoa,
aquí en Dinamarca.

27/06 - 01:30. Estoy destrozado. No hay luz. Mejor lo dejo.

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Puesta de sol sobre el campamento

27/06 - 11:20. Uff, que día más duro tuve ayer... Acabé matado, pero tras 10 horas de sueño ya he recuperado fuerzas (salvo por los dolores musculares habituales de dormir sobre una esterilla :). Llegué al Orange Stage justo en el momento del comienzo de Metálica (si la bici no hubiera desaparecido, como sospechaba, y no hubiese tenido que ir andando a la estación de tren, hubiera podido llegar antes). Lo que allí me esperaba desbordó todas mis expectativas... Coge las Ventas llenas a máximo aforo, múltiplicalo por 2 y todavía te estarás quedando corto: así era la multitud que asistía al concierto en ese escenario. Me costó bastante tiempo encontrar un sitio decente desde el que ver el concierto. En los conciertos en España yo suelo estar entre los altos, y no tengo mucho problema en avanzar filas, pero aquí la media de altura es superior a mí y abrirse paso es más díficil. En todo caso, ya estoy curtido en estas lides y con las tácticas habituales (aprovechar los movimientos y acoplarme a la cola de avanzadillas ajenas) conseguí encontrar un buen sitio. De todas formas, se nota que aquí hay medios y organización: desde dos enormes pantallas de plasma (no los cutre-proyectores que se usan es España) a ambos lados del escaneario se podía seguir el concierto perfectamente (y con una calidad de producción considerable). El sonido, atronador e impecable. Respecto a Metallica en sí, la verdad es que me han dejado completamente soprendido, gratamente. No me esperaba la explosión de trash metal que han descargado, como si no hubieran pasado los años y todavía estuvieran entre los grandes... Sorprendido también del comportamiento de Lars Ulrich, muy respetuoso con el público (Roskilde impone), completamente distinto de la actitud chulesca que le conocía por algunas grabaciones de otros coniertos. En fin, dos horas de puro trash metal con temas de sus discos clásicos (con un par de excepciones). Ya he escuchado el One en directo, impresionante, ¡ya puedo morir en paz! Tras el final del concierto y un rato de psicodelia visual y chill-out vuelta al campamento. Esta mañana mi pelo es ya una masa informe y enmarañada. ¡Necesito una ducha!

27/06 - 21:15. En "casa" de nuevo. He venido a por algo de abrigo, que aquí el tiempo está loco, igual hace un sol mortal y un calor espantoso (en esos momentos cuesta creer que los Nórdicos vengan a España buscando el buen tiempo) que hace un frio glacial. Bueno, mi pelo ya está limpio ¡maravilloso! Me ha llamado la atención la falta de pudor de hombres y mujeres que no tienen reparo en ducharse desnudos juntos, en España no estamos acostumbrados a estas cosas. De nuevo en el festival, lo primero ha sido un rato de Asian Dub Fundation. No los conocía, pero tienen un ritmo profundo, de esos que se agarran al subconsciente, que no está mal. Luego Ojos de Brujo. No es mi estilo de música, en principio he ido para escuchar algo de español cantado (bueno, y para chinchar a María que a ella si le gustan pero no los ha visto nunca :), pero lo cierto es que algunas canciones hasta me han gustado. También tiene bastante mérito la forma en la que han sorteado el imprevisto técnico de la pérdida de una guitarra con una sesión de improvisación. El interior del recinto del Festival también es enorme, me ha llevado todo el día recorrerlo por completo y ya sé más o menos donde está cada cosa. Ops, hora de irse. Los Maiden me esperan.

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Me pregunto si la gente de aquí
sabrá que significan estan consignas...
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Parorámica del área principal de concierto.
Al fondo el famoso Orange Stage.
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Ojos de Brujo
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Ojos de Brujo (II)
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La mafia de niños recoge-envases,
obteniendo su renumeración.
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Negros nubarrones amenazan
a los hermanos del metal...

28/08 - 11:00. Comienza un nuevo día en Roskilde. De nuevo, llegué al concierto de los Maiden por los pelos. La actuación tal y como me esperaba, dos horas de su clásico heavy metal aderezado por un speech de Bruce Dickinson bastante inspirado. Luego estuve un rato escuchando a Coldplay, pero al no conocer su música empezó a invadirme el cansancio y volví, con su música sonando en el lejano fondo.
Bueno, como decía me llevó horas recorrer el recinto de Festival. Hay puestecillos y sitios de comida como setas, ya le he echado el ojo a algunas cosas que puede que me compre antes de irme. Tuve un encuentro desagradable mientras estaba tomando el fresco sentado cerca del Arena Stage. Un tal Thomas y su amigo Lars se me acoplaron y empezaron a "tantearme". Quizás sea un desconfiado, pero yo una consersación con un desconocido la empezaría con un ¿qué tal el Festival?, no con un ¿estas solo? o un ¿dónde está tu tienda? En fin, me libré habilmente de ellos, pero esto me ha recordado que he de tomar precauciones: voy a dejar la mochila en el almacén de equipaje para estar más tranquilo. Hoy tengo la intención de pasar el día en Roskilde. No creo que vuelva ya a København, con el otro día tuve bastante para ver y hacer todo lo que quería (hay que ver lo que cunde el tiempo en las ciudades pequeñas...).

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Foto del West Camp desde
lo alto del puente.

28/06 - 15:20. He descubierto un parquecito estupendo a mitad de camino entre la catedral y el puerto vikingo. Comparado con el ajetreo del Camping y el festival, aquí hay una gran calma y tranquilidad (más parecido a la Roskilde que recordaba :). He comprado comida en un Irma para los dos días que me quedan (denso pan danés y salchichón español -no por ser español, sino por ser el embutido más barato de los que había-, junto con eficientes plátanos, entre otras cosas). Y la verdad es que he comido estupendamente. Como curiosidad, hay un producto español muy presente en el festival: el vino en tetra-brik (de una marca que no había visto en mi vida, Viña Andrade), aunque su consumo no se le acerca ni de lejos al de la cerveza. En este aspecto, no deja de sorprenderme la pasión de esta gente por beberla caliente y en vidrio (en el Camping, en el Festival no se puede entrar con envases), ¡con lo cómodas que son las latas!. También es muy curioso el sistema de depósitos y las consecuencias que este tiene: en el precio de la bebida te incluyen el del envase, que tienes que retornar para que te devuelvan el dinero (1 o 2 coronas). De esta forma se aseguran de que la gente no ensucia tirandolo por ahí. Al menos en teoria, porque esta utopia ecológica provoca la aparición de auténticos enjambres de caza-envases (muchos de ellos niños)... ni se te ocurra dejar tu vaso vacio un instante en el suelo ¡desaparecerá con mayor rapidez que una bicicleta sin candar en la puerta de Cristiania (je je, volvemos a lo del otro día :)! Bueno, lo consideraré para futuros viajes como fuentes de ingresos si voy justo de dinero. Voy a ver si veo la catedral, que cierra a las 16:45.

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El plátano: la fruta eficiente que
todo ingeniero debería llevar en su equipaje.

28/06 - 21:40. He estado en la catedral de Roskilde esta tarde. No es muy distinta de cualquier otra catedral europea romanico-gótica de las que he visitado, pero llama la atención la cantidad de sepulcros que hay (nada menos que 39 reyes daneses enterrados ahí, incluido el famoso Harold Bluetooth). Luego he bajado a puerto. Resulta que las esculturas de arena que vi el otro día son de un festival playero por el que hay que pagar para entrar... la verdad es que no eran para tanto. Mañana iré al museo del puerto e intentaré navegar en un barco como un auténtico vikingo ¡no me lo puedo perder! De vuelta al campamento (a pie y con el peso de la compra a la espalda) he reparado en el curioso fenómeno de las banderas. En España se ve de vez en cuando alguna que otra bandera por las tiendas, pero aquí es la nota dominante, hasta las llevan a los conciertos. ¡Venden mástiles de 6 metros en los puestecillos para ponerlas! Supongo que en esta neobabel que es Roskilde es importante mantener las señas propias de identidad, nacionales en la mayorías de los casos para los pueblos del norte (Daneses, Suecos, Noruegos, Finlandeses, ...) tradicionalmente más patrióticos. El panorama de tanta gente de tantos paises reunida en el mismo campamento me hace pensar en las Cruzadas, solo que aquí no nos une la "guerra contra el infiel", sino la música. La globalidad también está presente en los propios músicos, que no hablan a Roskilde, ni siquiera a Dinamarca: hablan a Europa y al Mundo. El ambiente es muy gratificante y estimulante... Siguiendo con el tema de las banderas es curioso que abundan las típicas del Che con el hasta la victoria siempre (me pregunto si esta gente sabrá lo que significa :), que junto con las camisetas del Barça que también son frecuentes me traen recuerdos de España. En el tema musical, esta noche entramos ya en grupos completamente desconocidos para mí: hoy Blur y The Cardigans. A ver que tal se da.

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La catedral de Roskilde,
edificio insigne de la ciudad.
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Bluetooth, nada que ver
con el consorcio de Nokia.

29/06 - 16:30. ¡Esta mañana ha sido étnica total! Primero he estado navegando por el fiordo de Roskilde en una reconstrucción de barco vikingo, remando y todo. Luego he estado en el museo, menos impresionante, no tiene demasiadas cosas expuestas. Me he levantado con la garganta algo tomada, suerte que viajo con medicinas. Definitivamente, el tiempo aquí es incomprensible... después de una mañana con un sol mortal (a estas alguras ya tengo quemaduras hasta en las quemaduras :) ahora llueve. Bueno, por lo menos estrenaré el chubasquero. Anoche los conciertos no fueron muy espectaculares. Blur me pareció un pop-rock demasiado ambiguo como para convencerme. The Cardigans estaba mejor, lento y melancólico, pero me faltaba background y me retiré antes del fin... una lastima no haber escuchado nada suyo en serio antes de venir.
Bueno, ya estamos en la recta final del festival. Se nota como la gente empieza a marcharse ya, de momento con cuenta gotas. Las verdes praderas que describía el primer día han perdido su esplendor y los desperdicios están por doquier. No sé por que llaman Green Camp al sitio donde estoy acampado yo, si está tan sucio como el resto del camping... Hoy hay grupos que me suenan: Hellacopters, Queens of the Stone Age, Massive Attack, pero sobre todo Björk, por cuyo concierto tengo una gran curiosidad. Se plantea una noche larga y movida (como aquel 31 de Diciembre hace exactamente 6 meses). Voy a darme una ducha caliente (no es cuestión de llegar a Malmö hecho un pordiosero) y a recoger la tienda. Mi intención es dejar los bártulos en el almacen del Camping West (al lado de la parada del tren) e irme en cuanto acabe Björk, con la idea de llegar a Malmö lo antes posible para aprovechar bien el tiempo. Sin embargo, hay mucha incertidumbre en este plan, pues esto a merced completamente del fascinante e ignoto sistema de transporte público nocturno danés, con lo que igual estoy tirado horas en algún punto intermedio si fallan las conexiones. Precisamente la incertidumbre es lo que hace esto tan atractivo...

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Blur en concierto
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¡En el fragor de la batalla!
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Otra instantanea del Orange Stage en pleno concierto
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El poderoso drakkar espera
su momento de echarse a la mar
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¡Navegando como un auténtico vikingo!
(bueno, menos el salvavidas :)
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El automático de la cámara
me jugó una mala pasada...

30/06 - 3:15. Terminal 2 del aeropuerto de Kastrup. La quietud del sepulcral hall del aeropuerto más silencioso del mundo (reconocido oficialmente) solo es rota por el zumbido eléctrico de la refrigeración de las máquinas expendedoras y las toses y ronquidos suaves de las decenas de viajeros que tras salir del festival más o menos a la misma hora que yo están tirados por aquí durmiendo sobre suelos y asientos. Mi planificación ha sido casi excelente (aunque subestimé la cantidad de gente que tuvo la misma idea que yo de irse al acabar los conciertos y me encontré con aglomeraciones al coger el tren de salida de Roskilde): ahora mismo estoy esperando hasta la 6:00 a que abran el almacén de equipaje del aeropuerto para dejar el mochilón con mi equipaje no imprescindible (tras desmontar la tienda y andar cargado el medio kilómetro que me separaba del Servicenter West en el camping recordé lo mucho que pesaba el mochilón, demasiado para irlo arrastrando por Malmö). He tenido un nuevo encuentro desagradable en el trayecto Roskilde-København H. De nuevo dos tipos raros se me han acercado sospechosamente empezando una conversación en modo tanteo. Sigo pensando que ¿a dónde vas? (sin mediar un simple hola) no es la mejor forma de presentarse a un desconocido. Además, no le quitaban ojo a mi mochila y a mi cámara (fallo mio: dejarla a la vista, esto es sin duda lo que les ha atraido). Creo que no me he librado de ellos hasta llegar a Kastrup. Ahora mismo todavía estoy alerta, pero tranquilo, porque tengo enfrete la garita del personal de seguridad del aeropuerto... Bueno, los riesgos de viajar solo, que se ven de sobra compensados con la experienza vivida... El festival ya a acabado para mí (aunque a estas horas todavía estarán poniendo música electrónica en el Metropol Stage) y aún me parece increible que yo estuviera ahí. Me he despedido de Roskilde hasta Dios sabe cuando. En otro orden de cosas, no podía haber hecho mejor el cálculo del cash de moneda danesa: me han sobrado 10.75 coronas (la moneda de 10 la usaré para llamar a casa el último día), aunque reconozco que podía haber estado mucho más holgado si no hubiera hecho tanto turismo, comprado souvernirs ni darme a la buena vida (¡las 25 coronas mejor invertidas del Festival: la ducha de agua caliente!). En el plano musical, hoy he visto a Queens of the Stone Age y a Björk (y un rato muy corto de Masive Attack). Los primeros hacen un rock bastante duro, aunque poco técnico en mi opinión. De todas formas me hubieran gustado más si no hubiese estado de bajón del Gelocatil de la mañana. Un kebab y un café caliente (¡hacia meses que no me tomaba un café tan rico!) me han devuelto a la vida para poder disfrutar del concierto de Björk, que me ha dejado una muy buena impresión (excepto los arreglos excesivamente electrónicos de algunas canciones), con espectáculo visual incluido. Sobre todo es destacable la habilidad de la cantante para subyugar al público con su voz, no es nada fácil enmudecer a los miles de persona del público del Orange Stage. Bueno, voy a ver si duermo un poco o por lo menos me relajo en los fastuosos suelos turquesa del aeropuerto de Kastrup, pues quien sabe donde dormiré mañana... (después de los dos sustos que llevo ya no me convence la idea inicial del albergue con habitaciones compartidas).

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Un último vistazo a mi hogar en estos dias,
junto a mis vecinos finlandeses.
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Muestra de las hogueras tracionales
de la última noche del festival
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Cansado y somnoliento,
en el tren hacia Kastrup.

30/06 - 10:00. La luz de un nuevo día derrota las sombras de la noche. Bueno, heme en Malmö, a las puertas de la iglesia de St. Petri Kyrka. Por lo que he visto hasta ahora (que no es mucho) me llama la atención la tranquilidad de la ciudad. Hay muy poca gente en la calle, raro para ser un lunes, comparado con København. Todavía no he resuelto el tema del alojamiento, voy a fijarme en que veo por ahí en las calles y si a medio día no lo veo claro pregunto en la Oficina de Turismo de la Estación Central. Al final he dormido 4 horas (todavía no me he despertado del todo, a ver si me tomo un café y me despejo) y he podido librarme del mochilón en el almacen de equipajes del aeropuerto. Por cierto que las autoridades se toman muy en serio el tema de los estupefacientes: perros policias en el tren. Increible.

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El aeropuerto de Kastrup,
convertido en improvisado albergue.

30/06 - 23:30. Finalmente encontré hotel reservándolo en la Oficina de Turismo y ahora me alojo en el céntrico First Hotel Garden. ¡Ya casi me había olvidado de lo que era una cama! He recorrido la ciudad de Malmö, a pie y en autobús (una vuelta en el circular, el autobús número 20), cuya actividad ha ido aumentando a lo largo que pasaba el día, aunque sin perder la tranquilidad característica de toda ciudad Escandinava. Para comer un camarero muy enrollado (cuando le he dicho que era español, su hermana me ha contado trabaja en España) me ha puesto el kebab de los campeones... casi no podía sostenerlo ni con las dos manos. La primera vez que me ha costado acabarme una comida desde que empecé el viaje. El paseo me ha llevado entre otros sitios a los aledaños del castillo de Malmöhus (mañana lo veré por dentro, por fuera no es gran cosa, demasiado reformado como para conservar el atractivo que le da la antigüedad a estas construcciones), el puerto (desolador vacio) y el barrio Bo01 (con el encanto de Brujas y la modernidad de Barcelona) y la playa (¡tienen hasta una playa esclusiva para perros!). Por cierto que en este viaje no he visto todavía olas en el mar (en el fiordo de Roskilde y el puerto de København es compresible pero en la playa esta ya me empieza a extrañar). Todavía veo a gente por las calles con las pulseras del festival, la diáspora continua lentamente. El recorrido me ha dejado roto y he caido muerto al llegar a la habitación por un periodo de unas horas. Hoy me acotaré pronto para mañana aprovechar el día (¡el último del viaje!).

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Un error con el temporizador
y un poco de Javascript hacen efectos curiosos.
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Un clásico en todos mis álbunes fotográficos de viajes:
la habitación 101
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Curioso molino holandés en medio Suecia.
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Jardines con familia de ¿patos? incluida.
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En los aledaños del Malmöhus...
suerte que no pasaran tranvias
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La plaza del ayutamiento,
en el corazón de la ciudad.
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El curioso barrio de Bo01,
un lugar donde no me importaría vivir.
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Nuevas muestras de la fascinación
que levanta la cultura española en escandinavia
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El mar visto al oeste de Malmö,
con el puente de Örensun de fondo
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La vasta playa de la ciudad.
De nuevo Örensun en el horizonte.

01/07 - 19:00. El buffet de desayuno del First Hotel de Malmö es el mejor de todos los que he visto hasta ahora en mis viajes. Embutidos frios y calientes, cuatro variadedes de queso, tres de pan, ensaldadas, salsas... hay de todo. Me he puesto hasta arriba, dado que seguramente mi próxima comida sea la del avión. Escandinavia se despide de mí con el tiempo invernal que la hace famosa en nuestras latitudes: frio, viento y lluvia (por decirlo poéticamente, Suecia llora por mi partida :). He estado en los museos del Malmöhus. Bastante mediocre y hortera: no pega mucho una exposición de arte moderno dentro de una fortaleza mediaval. Más interesante ha sido el museo de ciencias. Si el otro día estuve en un barco vikingo, hoy he estado dentro de un submarino (hay que ser muy bajito para ser tripulante aquí, menudo agobio). De regreso a Kastrup, facturación y la inevitable espera consumista en los tax-free del aeropuerto (he aprovechado para comprar chocolate para la gente del trabajo).

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St. Petri Kyrka
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Un bello acuario en la exposición
de ciencias naturales del Malmöhus.
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Un angosoto submarino...
que claustrofobia debieron pasar sus tripulantes.
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Nunca dejarán de fascinarme los fast-food
para pijos de los duty free de los aeropuertos.
Me encuentro ahora mismo a unos 10.000 metros de altitud por encima de algún punto de Francia al sureste de París. Dentro de una hora y media el viaje habrá acabado. El regreso a Madrid siempre es un momento triste en todos mis viajes (es una ciudad que se aprecia más cuando se la echa de menos) que intento llenar con planes para nuevos viajes. El Festival de Roskilde ha sido toda una experiencia, un éxito de viaje en todos los sentidos. Mi principal preocupación, que pudiera llegar a aburrime, no se ha cumplido. A pesar del cansancio acumulado, es una lástima que esto toque a su fin.

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Exahusto y fatigado,
de nuevo en Barajas

Reflexiones finales

Ahora estamos en Octubre y ya hace varios meses que pasó todo aquello... cuesta recordarlo sentado aquí en la fria y oscura Madrid. A pesar de que después de mi regreso de Escandinavia he hecho nuevos viajes (un tour por Suiza en la segunda semana de Agosto) y estado en otros festivales más atractivos desde el punto vista de mis gustos musicales (Metalmania), la experiencia de Roskilde es única e irrepetible en muchos aspectos. Como aquel viaje en París hace ya un par de años, supone un punto de inflexión importante, un triunfo de la voluntad frente a la adversidad y la demostración (aunque creo que es algo que ya sabia antes de hacerlo, al menos incoscientemente) de que puedo enfrentarme (en solitario, si no hay más remedio) a cualquier situación (por ejemplo, un festival de música de 100.000 asistentes) en cualquier lugar (por ejemplo, la lejana Dinamarca).

Todavía me parece increible que yo estuviera allí formando parte de aquel turbulento conglomerado de culturas, personas y emociones.

Va a resultar díficil superar este reto, pues el listón ya está muy alto (¿quizás sea el momento de plantearse en serio ese viaje a Moscú? :) Me pregunto si alguna vez volveré al festival de Roskilde... y ya sé la respuesta. Puede que no el año que viene ni el siguiente, pero lo haré. Aunque esta vez no lo iré solo... Todo aquello es demasiado increible como para no poder compartirlo con nadie más.

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