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Seguimos con la sopa de siglas: RSM, RFID y siempre RUD

En medio de las luces y las sombras del proceso evolutivo de la Sociedad de la Información (SI), con la emergencia insoslayable de la olvidada Energía, siguen creciendo sin pausa la funcionalidad instrumental y las aplicaciones de la Red Universal Digital. Ahora, las Redes Sociales Móviles (RSM, por sus siglas en español; MSN, en inglés, o sea, Mobile Social Networks), inician su camino prometedor con una gama prevista de servicios, cuyo futuro, como escribe José Miguel García Hervás en el Proyecto de Fin de Carrera de Teleco que defendió el 18 de noviembre, “está en su oferta combinada y convergente desde el teléfono móvil, aprovechando la tendencia a la interconexión de las redes de telecomunicaciones y la integración de los servicios en paquetes de producto, para ofrecer una prestación transversal de aquéllos basados en redes sociales y comunidades virtuales”. “La innovación, el desarrollo de nuevos servicios y la excelencia en todos sus ámbitos serán factores estratégicos en el devenir hacia la consolidación y el éxito de los SNS y MSNS” (nota: la última S es de Services). Añado, por mi parte, lo que escribí en la página 204 del libro que siempre nos sirve de marco de referencia en este blog: No nos olvidemos de que sobre la pura infraestructura se apoyan capas aplicativas, a las que, de manera amplia, llamamos aplicaciones, herramientas y contenidos; sin la infraestructura no existirían, pero ellas son las que crean directamente las posibilidades de transformación social, la infraestructura sólo es el soporte.

Dicho proyecto, tanto por su estructura, como por su calidad, densidad y actualidad, constituye un extraordinario análisis estratégico de las redes sociales en el móvil que debería poder ser leído por toda persona interesada seriamente en estos temas y estamos intentándo que sea así. En lo que a mí concierne, lo considero además como un refuerzo del concepto de Red Universal Digital, al margen del agradecimiento que como exalumno me dedica en su nuevo blog. Dato curioso: el proyecto tiene al principio un glosario de unas 120 siglas utilizadas a lo largo de sus 240 páginas en formato A4.

Otro trabajo reciente de unos compañeros de mi Escuela, publicado dentro de la colección de Informes de Vigilancia Tecnológica madri+d, me trae a la memoria las siglas RFID, que ya traté en mi libro “Más allá de Internet: la Red Universal Digital” . Si lo traigo ahora aquí es por señalar su contraste con el trabajo citado en los párrafos anteriores. Las RSM representan un ejemplo más de la tendencia, imparable desde que salieron los computadores personales, a la socialización de la tecnología digital; los circuitos RFID, en cambio, son representativos de otra tendencia: la cosificación de la tecnología digital. En la sección “Bits dentro de las cosas”, dentro del capítulo Informática ubicua , se explica cómo se fusiona el mundo digital con el mundo físico: “metiendo” en las cosas máquinas informáticas, procesadores, circuitos, antenas, sensores, en fin, dispositivos varios, e interconectándolas por medio de redes, para construir un entorno material cada vez más “inteligente”.

En la página 174 de dicha sección se citaba, entre otros ejemplos, el de los microchips RFID (Radio Frequency IDentification; en español, Identificación por Radiofrecuencia, pero no hay siglas), “microchips con antena, usados en principio como etiquetas inteligentes integradas en los objetos, sustituyendo al código de barras, cuando ello sea económico”. La diferencia técnica con el código de barras es que éste utiliza señales ópticas para transmitir los datos entre la etiqueta y el lector, y el chip RFID lo hace con señales de radiofrecuencia, como su nombre indica. Se menciona allí su uso por la firma italiana de ropa Benetton, así como se referencia un artículo de la revista The Economist, de 8 de febrero de 2003, titulado “The best thing since the bar code”, donde se describe la decidida adopción de esta tecnología por parte de la empresa Gillette, una de cuyas aplicaciones previstas “consistirá en combinar etiquetas inteligentes con estanterías inteligentes, dotadas de dispositivos que leen a corta distancia la información radiada por las tarjetas, además de detectar su llegada y su partida. Las estanterías enviarán mensajes a un ordenador comunicando cada entrada o salida, así como notificando circunstancias especiales, pero no raras, como robos”.

Fuera de estos o parecidos usos comerciales o industriales, incluyendo como acaba de hacerse en mi Escuela para ciertas tareas relacionadas con la gestión de libros en bibliotecas, ¿podríamos imaginar la utilización de estas tecnologías para detectar objetos olvidados en el cuerpo de un paciente después de una intervención quirúrgica, por poner un ejemplo? Ya lo creo y muchos ejemplos más, utilísimos y beneficiosos, en el territorio de la práctica médica, como demuestra el anteriormente citado informe madri+d, que puede leerse aquí completo Tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID): Aplicaciones en el ámbito de la salud   

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