Para estar seguro de que algo basado en la tecnología funciona, hay que probarlo todo
Sábado, 30 de Diciembre de 2006El título de esta postal podría considerarse un corolario, pasado por el famoso consejo de Buda, del siguiente aserto: la tecnología siempre es compleja, aunque lo disimule. A efectos prácticos, esta teoría se traduce en un acuciante mensaje que estoy enviando ahora a todos los blogueros de este EPTA: Además de seguir todas las instrucciones que se están postalizando o enviando por email, cada uno tiene que comprobar que funciona todo lo que implemente, poniéndose siempre en el lugar (funcional) de un usuario o visitante cualquiera.
Por ejemplo, varios blogueros de esta comunidad se han olvidado de comprobar si funcionan los enlaces de sus trabajos en equipo y resulta que en unos casos no se abren y en otros se abren y conducen al punto de información previsto, pero al volver de ese punto al documento siempre retornan a la primera página del mismo. Imaginaos qué chasco para el visitante del blog en los primeros casos y qué trabajo de “scrolling” en los segundos. Otra vez, el derribador de barreras, más técnicas que docentes ha encontrado una solución, que describe en esta postal que acabo de señalar, en la que se incluye el enlace a un nuevo tutorial , donde se reconoce la vital cooperación del “ignorante” Elphin.
Sobre este asunto del reconocimiento, quiero referirme a lo que creo un injusto comentario escrito en un trabajo de equipo, cuyo nombre no diré, que subraya que “la última debilidad de nuestro edublog es la falta de monitorización de la actividad del alumno (…). El alumno tampoco tiene un lugar donde resolver posibles dudas técnicas, etc…”. Cuando rememoro las muchas decenas de mensajes de email y SMS que hemos cruzado entre nosotros y con los alumnos este profe y José Miguel, más los que han cruzado este último con Fumero, Jaime y Adrián, y las varias decenas de páginas escritas en tutoriales para estudiar y resolver los problemas y comunicar las soluciones a los edublogueros en general y a algunos en particular, no sólamente compruebo que ha habido monitorización y ayuda técnica, sino que simplemente me quedo asombrado de lo que se ha conseguido.
Es verdad que cuando inicié esta aventura no esperaba que un blog orientado a fines educativos pudiera llegar a ser algo técnicamente tan complicado. Creía, ignorante de mí, que esta herramienta estaba más preparada para este tipo de actividad. De haberlo sabido, ni siquiera me hubiera planteado desarrollarlo, al carecer de un equipo técnico de apoyo propio y entrenado, con lo que se demuestra que la ignorancia es muchas veces la fuerza que nos hace avanzar por la “terra incognita” (latinajo muy usado). Por suerte, a medida que han ido surgiendo las dificultades derivadas del diseño, han ido emergiendo de sus nidos los solucionadores, el equipo técnico voluntario y la cooperación milagrosa de algunos I, que han resultado ser también T. Ellos han hecho viable este proceso y han convertido esta (para todos) esforzada experiencia en una vivencia (para mí) inolvidable, de la que estoy (¿estamos?) aprendiendo mucho.
Además, ha resultado una experiencia en la que la validez del modelo OITP -de aplicación recomendada por el teórico FSV como fase primera en todo proceso de innovación tecnológica- tal como lo hemos vivido realmente y día a día en nuestras propias carnes, bajo los roles nada simulados de O, I, T y P, luchando de forma nada fácil para ajustar los tres vértices del triángulo, se refuerza de forma considerable. Experiencia que queda documentada dinámicamente como un caso de estudio en los posts publicados en este blog, aunque está por ver si esta instructiva documentación podrá salvar una de las barreras del Nuevo Entorno Tecnosocial: la discontinuidad (ver Más allá de Internet, pag. 248) y no desaparecer en el temible agujero negro del universo digital. Tiempo atrás, en 2001, este profe, a esta clase de discontinuidad en la Web ya le dio nombre: Webolatilidad.